domingo, 17 de julio de 2011

Cómo terminé siendo ateo.



Mi infancia la viví dentro de los tiernos y cariñosos brazos de los testigos de Jehová. M
ás que lo religioso, que realmente me pesaba dada las fuertes restricciones que tenía, en aquellos tiempos me llamaba la atención y enorgullecía , lo honestos y respetuosos que todos se comportaban.
Efectívamente era así. Todos trabajaban no solo para parecer honestos, si no que lo eran. El que rompía la norma era alejado del grupo, dado que implicitamente rechazaba continuar en la micro-sociedad que tanto se cuidaba.
Estudiaba y estudiaba.. mis primeros libros leídos eran sobre la biblia y cristo.
Era excelente pensar que siendo bueno tendría una recompensa celestial.

Al pasar el tiempo expulsaron a un amigo por tener sexo con una amiga. No pude conversar más con él. El grupo me obligó a abandonarlo. Y peor aún, él mismo se alejó.
Él había confesado la acción a su padre mostrándole arrepentimiento, sin embargo este no dudó en denunciarlo a la organización.
No podía creer que una situación pudiese llegar a tales extremos. Tenía 15 años cuando esto ocurrió. ¿No es responsabilidad también de los padres los "errores" de los hijos?
No pasó mucho tiempo cuando las restricciones sobrepasaron mis esfuerzos por cumplirlos. Comencé a tener pesadillas y dejé de ser feliz.
Luego mis padres, ambos testigos de Jehová se separaron (no legalmente, si no que sólo de palabra) por razones que nunca supe ni ahora me atravo a preguntarles.
Para mí, mis padres fueron siempre el ejemplo a seguir y no podía creer que estuvieran distantes siendo que cumplían, a mi parecer, con todo lo que exigía la iglesia.
Al final, el modelo me pareció inadecuado a la realidad y tras una serie de reflexiones e investigaciones, declaré esa como cualquier otra religión, parte de sectas supersticiosas, sin mencionar además, muy peligrosa.
Luego de desencantarme de la iglesia, y sentirme tan fuertemente engañado tras perseguir un modelo descuadrado que derechamente no hay como cumplirlo, mi resentimiento me llevó a pensar que todos me mentían, por lo que no fue difícil descubrir literatura y sobre todo videos de mucha gente con un sentir parecido. Alucinaba con los archivos secretos x y me sumergí fuertemente en la ciencia ficción del tremendo doctor Isaac Asimov, desorientándome a tal nivel que el límite entre ciencia y ficción se me corrió, terminando tristemente por creer historias como "el caballo de troya" de Benitez, durmiéndome mientras veía "planeta prohibido" y finalmente estudiando Zeitgeist y odiando a todos los gobiernos por ocultarme información y experimentar conmigo.
De creer cosas a ciegas, intenté no creer en nadie, pero terminé nuevamente creyendo todo a ciegas. Algo faltaba. Así que lo analicé.
Google comenzó a crecer, encontrar información pro y contra de cada tema no fue tan difícil. Una simple tabulación muchas veces destruía todas mis nuevas creencias con argumentos no sólo lógicos, si no que comprobables.
Allí mismo, sin darme cuenta descubrí lo que debí hacer desde un principio. Comprobar todo y no darlo por hecho.
Es cierto que la vida no puede detenerse mientras me aseguro que la realidad que ven mis ojos es cierta o un engaño, por lo que debí tolerar el 99% y comprobar el 1% con los medios que tuviera a mi alcance.
Allí re-descubrí el método científico, una fórmula que nos enseñan en el colegio y que, luego de aprenderlo, con suerte lo aplicamos alguna vez el resto de nuestras vidas de forma inconciente y coincidente.
El método científico me llevó al estudio de debates y sus tipos de argumentos, y este último al pensamiento crítico.
Una simple ojeada superficial a ello arrazó con ese 1% que pretendía y demolió varios otros porcentajes que sin quererlo no había tenído en conciencia analizar tan pronto.
Allí se fue dios, la biblia, platos extraterrestres, yetis, los ángeles, los santos, chamanes, espiritistas, religiosos y cientos de otros charlatanes que basta sentarse 10 minutos, en muchos casos, para llegar a la conclusión que es imposible que tengan validez.
Así que agarré varias de mis mochilas de paradigmas y prejuicios y los pasé por ese filtro.
Tras esa retrospectiva, descubrí que creía haber leído toda la biblia, pero en realidad leía solo lo que me decían que debía leer, leyendo pero sin entender gran parte de los versículos que no interesaban al discurso que me tenían preparado de antemano.
Luego nuevamente me desengañé, cuando intenté alejarme de estos, y caí en cuenta sobre las teorías de conspiración y su futilidad, así también como de su argumento irresponsable.
Un amigo dijo "no es malo hacer preguntas, tienes derecho a hacerlas todas. lo que no puedes hacer es creer la primera respuesta que te den"
Tal como un péndulo oscilante, de un extremo a otro paseo hasta dar con un equilibrio y ese es el de dejar de CREER para pasar a SABER.
Lo triste es que ahora SÉ mucho menos que antes, pero lo que sé, lo tengo por certeza. Bueno, hasta que información mejorada me haga cambiar de parecer. Por que este sistema me obliga a revisitar temas ya sabidos, primero para dar argumentos cuando nos preguntan y segundo, por que todo puede cambiar.

Por ello, es momento de dedicar parte del día a reflexionar mi forma de caminar, de comer, de hablar, de relacionarme, de interactuar con el medio y la naturaleza, de escuchar, de amar.